Iván Poduje “PENSAR EN UNA CIUDAD CON CENTROS VACÍOS ES UNA FANTASÍA COMPLETA”

Entrevista

EL ARQUITECTO Y URBANISTA IVÁN PODUJE ANALIZA EL EFECTO DE LA
PANDEMIA EN LAS CIUDADES CHILENAS, LOS RIESGOS Y LAS OPORTUNIDADES
QUE PLANTEA PARA SU DESARROLLO. “ES FUNDAMENTAL QUE EL BARRIO SEA
LA UNIDAD PRINCIPAL DE TRABAJO. DE AHÍ LA IMPORTANCIA DE COMBINAR
GRANDES PROYECTOS CON UN PLAN DE CAPILARIDAD EN LA INVERSIÓN Y LA MANTENCIÓN DE LOS ESPACIOS COMUNES”, AFIRMA.

Por Jorge Velasco_Fotos gentileza Iván Poduje.


El arquitecto y magíster en desarrollo ur-bano, Iván Poduje, se ha visto muy activo en el debate público desde octubre de 2019. Su figuración en columnas de opinión, televi-sión, redes sociales y seminarios se ha cen-trado en analizar temas como el cuidado del patrimonio, la segregación urbana, el haci-namiento, el estallido social y las falencias y desafíos de las ciudades chilenas que han sido evidenciados y planteados por la pan-demia del Covid-19.

Su último libro, Siete Cabezas: Crónica Urbana del Estallido Social, un ensayo pu-blicado el año pasado que analiza las causas del 18-O, ha sido catalogado por la prensa como uno de los mejores del 2020. Pero eso no debiera ser una sorpresa: Poduje lleva más de 30 años estudiando y analizando las ciudades de Chile en profundidad, propo-niendo –a través de su oficina Atisba– pla-nes, estudios y proyectos para potenciar su desarrollo.

Por eso, su visión sobre lo ocurrido du-rante el último tiempo puede arrojar algu-nas luces sobre cómo habitamos nuestras urbes y qué podemos esperar de ellas en el futuro.

¿Qué desafíos plantea esta pandemia des-de la perspectiva de la estructuración de las ciudades?

El principal desafío es resolver el pro-blema de hacinamiento en viviendas so-ciales y de clase media que hizo crisis en la pandemia, pero que venía generando problemas hace tiempo, incluyendo los micro departamentos que son ocupados por familias más grandes que las pensadas originalmente.

Un segundo desafío es cómo ampliamos el acceso a la vivienda con precios que sean pagables por la clase media y los sectores más vulnerables. En los últimos 10 años, los precios de las casas y departamentos subieron casi el doble que los salarios. Por eso aumentó el arriendo, pero también el hacinamiento.

Un tercer desafío es ampliar los lugares de esparcimiento, especialmente en comu-nas densamente pobladas. La pandemia mostró que en demasiados territorios las canchas y plazas son de tierra y cemento: lugares inhóspitos e inseguros. Por último, será un desafío enorme llevar de vuelta la gente al transporte público, lo que podría agravar la crisis terminal del Transantiago. El temor al contagio persistirá por algunos años incluso con vacunas, lo que ha dispa-rado la venta de autos, con ayuda del retiro de pensiones.

¿Qué oportunidades entrega la situación vivida por el Covid-19?

La gran oportunidad que abre la pan-demia es aprovechar el teletrabajo para programar horarios diferidos que reduzcan la congestión en las grandes ciudades, con-siderando el enorme aumento del parque vehicular. Además, veo como oportunidad aprovechar la urgencia de la reconstruc-ción postvacuna, como una épica país que deje un legado urbano potente en materia de nuevos barrios y viviendas más amplias y dignas.

¿El teletrabajo sería una realidad que ten-ga un impacto real en las ciudades?

Estamos en medio de la pandemia, así que es difícil dar un pronóstico, ya que abunda el futurismo pensado en un esce-nario anormal. Cuando tengamos vacuna, creo que muchas teorías futuristas se cae-rán, tal como ocurrió con otras pestes o con la masificación de Internet, donde se anticipó la disolución de las ciudades y ocurrió justo lo contrario: se aglomeraron y densifi-caron más que nunca.

“VEO COMO
oportunidad aprovechar la urgencia de la reconstrucción postvacuna, como
una épica país que deje un legado urbano potente en materia de nuevos
barrios y viviendas más amplias y dignas”.

Tampoco creo que se desconcentre San-tiago como anticipan algunos, salvo por unos pocos hogares de altos ingresos que se moverán a lagos o ciudades del sur. No es posible una descentralización mayor, ya que se reventarían las ciudades “receptoras” en regiones. Por lo tanto, antes de pen-sar en migraciones, hay que resolver servi-cios e infraestructura. Ello no es inmediato, además de ser muy caro.

Creo que, en ciertas industrias, como la salud privada o los servicios profesionales, el teletrabajo se consolidará al igual que el comercio electrónico. Pero ello no implica-rá que la gente se quede todo el día en su casa encerrada o que los centros de oficinas y comercio queden vacíos. Seguramente las personas usarán el tiempo ahorrado en viajar y se crearán nuevos negocios donde la proximidad física o la interacción cara a cara seguirá siendo muy relevante. Además, las industrias del turismo, la entretención, los servicios financieros o la gastronomía seguirán siendo presenciales. Lo mismo ocurrirá con la educación.

La principal oportunidad del teletrabajo es que podamos diferir horarios de entrada y salida, lo que generaría beneficios sociales de magnitud. Lamentablemente, se habla poco de ello, ya que el futurismo campea.

VIDA DE BARRIO

La pandemia ha hecho que se instale en el debate de políticos y expertos temas como hacinamiento, densificación, segre-gación, migración y la valoración de los es-pacios públicos.
“Todo indica que habrá una mayor valo-ración de la amplitud del espacio, antes que la proximidad, debido al efecto encierro de la pandemia y la enorme alza en los precios de venta de los departamentos. Esto podría generar una nueva ola de expansión urbana. Ya hemos visto algo de ello. Aumentaron las consultas a los portales de venta o arriendo de casas en comunas como Colina o Buin, versus los lugares centrales como Indepen-dencia o Macul. Pero eso ocurre en medio de una pandemia, con restricciones de movili-dad o aforo, que han bajado todos los índices de congestión vehicular. Es decir, en un esce-nario anormal”, comenta Iván Poduje.

¿Qué podría suceder en relación a la den-sificación de las ciudades?

Si en la ciudad -y con vacuna- no resolvemos el problema de transporte, apro-vechando la oportunidad del teletrabajo, los tacos serán infernales, ya que el parque automotriz creció mucho. Entonces, las ciu-dades volverán a densificarse. Y ni pensar si se produce una migración de capitalinos a regiones. Como ejemplo, Viña del Mar tiene 300 mil habitantes. Si llegan 60 mil capita-linos a vivir para siempre, que es un incre-mento del 20% pero que no es nada para una metrópoli de ocho millones, reventa-rías a la Ciudad Jardín.

¿Cómo ve el tema de la segregación en este último año y medio?

Respecto de la segregación, la pandemia ha sido dura e inclemente. Ha enfermado y matado más gente por el solo hecho de vi-vir en comunas hacinadas y pobres, y ello ha generado una herida enorme en nuestro país. Además, como veníamos de un estalli-do violento, el Estado de Derecho se debili-tó y las policías se replegaron, lo que permi-tió que las bandas delictuales ampliaran su poder territorial.
¿Qué rol debieran jugar los espacios pú-blicos en el futuro? ¿Cómo debieran ser?

Gratos y seguros. Lo primero tiene que ver con la sombra y los equipamientos, más que con el pasto, que sigue siendo muy va-lorado, pero demasiado caro de mantener si no resolvemos la crisis hídrica. Acá tenemos que poner toda la creatividad para lograr re-cuperar, en poco tiempo, cientos de sitios eriazos de tierra o canchas de cemento con rejas y juegos oxidados. Junto con los gran-des parques, necesitamos planes de capila-ridad, que contemplen arreglar cientos de plazas o canchas para dejarlas gratas.

La seguridad es el segundo factor y es clave para que los espacios públicos se usen. Hablo de un concepto más global de seguridad, que incluye la reducción de ac-cidentes también, lo que obliga a mejorar miles de kilómetros de aceras, escaleras o paseos peatonales que son peligrosos para adultos mayores o niños pequeños.

También debemos incorporar la preven-ción situacional, que es la capacidad de re-ducir la comisión de delitos, que es el gran problema que tienen muchos espacios pú-blicos. Para ello es fundamental pensar en los cierres, la iluminación, la activación del espacio y su mantención. Un espacio aban-donado se transforma en poco tiempo en un área muy insegura. Y para mantenerlos se necesitan recursos. El cómo gestionarlos en municipios de bajos ingresos, me parece un tema prioritario.

¿Qué papel debieran desempeñar los ba-rrios en el desarrollo urbano?

Un papel fundamental. El barrio es la unidad territorial más próxima a los ciuda-danos y la más valorada. La aprecian más que su comuna y que la ciudad, ya que en el barrio están las conexiones con la histo-ria de las personas, sus mejores recuerdos, sus sueños y también sus mayores alegrías. Creo que esa identidad barrial se reforzará en la ciudad con la vacuna contra el Co-vid-19, especialmente si logramos viajar menos o de forma más inteligente con el teletrabajo. Para lograrlo, es fundamental que el barrio sea la unidad principal de trabajo. De ahí la importancia de combinar grandes proyectos con un plan de capilari-dad en la inversión y la mantención de los espacios comunes.

Los proyectos inmobiliarios también de-berán pensarse en el barrio donde están in-sertos, aunque se trate de un edificio y, con mayor razón, si es un proyecto de mayor ta-maño. Esto nos lleva a la comunicación con los vecinos que serán tan relevantes como los clientes, para escuchar sus temores, sue-ños, aprensiones y para darles respuesta. El desafío que tenemos los arquitectos es dise-ñar estas respuestas de aporte al barrio para que sean factibles de implementar. Para eso se requiere mucho despliegue en el terri-torio, lo que confirma que esta imagen de la ciudad del teletrabajo tiene mucho de futurismo y además puede ser arriesgada si profundiza la desconexión de empresas y arquitectos con la realidad que viven los vecinos en su barrio.

“CREO QUE LA IDENTIDAD

barrial se reforzará en la ciudad con la vacuna para el Covid-19, especialment

e si logramos viajar menos o de forma más inteligente con el teletrabajo”.

¿Podría haber un reordenamiento de la relación entre hogares, las fuentes de tra-bajo y los servicios?

Sin duda, pero no olvidemos que esto viene ocurriendo hace más de dos siglos en Santiago. Cada avance tecnológico supone modificaciones en la forma de la ciudad y su estructura de centros. Cuando los gasó-metros aumentaron de tamaño y pudieron bombear más, Santiago se expandió. Cuan-do se levantaron los tranvías aparecieron los suburbios. El alcantarillado y los colec-tores evitaron que barrios se inundaran, lo que explica el desarrollo de San Miguel, San Joaquín o la parte sur de Santiago. Luego ca-yeron los cordones industriales manufactu-reros, pero se reemplazaron por logística de distribución y la reconversión de plantas en edificios o centros comerciales. Este reorde-namiento es un proceso continuo que también tendrá una expresión postpandemia y estallido, pero para consolidar tendencias que venían dándose, más que para crear una nueva ciudad muy distinta.
El auge del comercio electrónico ya ve-nía y se consolidará con todas las platafor-mas, pero eso no significa que desapare-cerán los 150 mil puestos de ferias libres o que se cerrarán supermercados y centros comerciales, como lo demuestran los cara-coles o las galerías que siguen más vigentes que nunca, aunque con otra mixtura y ofer-ta de tiendas adaptadas al nuevo contexto.

“LA PRINCIPAL OPORTUNIDAD

del teletrabajo es que podamos diferir horarios de entrada y salida,

lo que generaría beneficios sociales de magnitud”.

Lo mismo pasa con los centros comunales o alternativos al centro metropolitano, que vienen creciendo hace 30 años y lo seguirán haciendo en los próximos 30, reforzando la importancia del Paradero 14 o La Intermo-dal de la Cisterna en Santiago, 15 Norte en Gran Valparaíso o Las Rastras-San Miguel en la Gran Talca. Pero eso en ningún caso significa que los centros históricos o los actuales distritos financieros se mueran o que sus tiendas y oficinas cierren. Ese flujo flotante seguirá siendo enorme y dará lugar a una adaptación de espacios o el reforza-miento de otros.

En resumen, la pandemia no implica-rá un antes y después, sino que agregará innovaciones que se sumarán a otras que ocurrieron durante otras pestes o trage-dias. Pensar en una ciudad con centros va-cíos y la gente trabajando encerrada desde sus casas, sin ir a la feria o al mall, es una fantasía completa, propia de la fiebre futu-rista de la pandemia.

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