Más accesible, moderno y amigable con el medio ambiente gracias a su certificación leed, el nuevo Centro de Justicia de la Ciudad Jardín promete hacer más eficientes los procesos y mejorar la atención y servicios para usuarios y funcionarios.
Por María de los Ángeles Saavedra U. _ Fotos Poder Judicial, Constructora Inarco
En el marco de un plan que comenzó el año 2012 y que contempla la creación de una docena de centros de justicia a lo largo del país, el 13 de septiembre se inauguró oficialmente el edificio que acoge los Juzgados Civiles y de Familia de Viña del Mar.
En un terreno con forma de L de 2.326 m2 y con más de 9.000 m2 de construcción, las nuevas instalaciones están ubicadas entre las calles Traslaviña N°145, por donde se accede a los Tribunales de Familia, y Arlegui N°350, entrada principal a los Juzgados de Civiles, en el corazón de Viña del Mar. “Se diseñó un boulevard que conecta internamente las dos calles, como un gesto que evoca las clásicas galerías del centro de Viña del Mar”, dice Rodrigo de la Barra, jefe del Subdepartamento de Infraestructura del Poder Judicial. El funcionario agrega que, como norma general, las ubicaciones que se eligen para este tipo de centros corresponden a sitios cercanos a los cascos históricos, con buena movilización y próximos a lugares como alcaldías, fiscalía y plazas de armas, entre otros.
Para Alonso de la Fuente, gerente de obra de la Constructora Inarco, empresa que participó en el proyecto desde su inicio, esto se traduce en un alto beneficio social. “Antes los tribunales estaban repartidos en diversos lugares y ahora se concentran en un punto bastante céntrico”, afirma, a lo que se sumaban instalaciones antiguas refaccionadas, sin posibilidad de realizar ampliaciones, con poco espacio y falta de otros atributos como acondicionamiento térmico, seguridad contra incendios o buenos ascensores.
“Hoy el Centro de Justicia de Viña del Mar está diseñado especialmente para la función de la justicia”, recalca de la Barra. Esto aporta a un funcionamiento más eficiente en términos de tiempo, gestiones internas, economías de escala y uso de energía, entre otros beneficios. Asimismo, permite que los usuarios puedan ser atendidos en un inmueble con instalaciones diseñadas especialmente para su mayor comodidad.
NUEVO HITO EN LA CIUDAD JARDÍNLa edificación tiene cinco niveles desde la cota cero hacia arriba, además de un subterráneo que cuenta con 38 estacionamientos para funcionarios, 44 bicicleteros, camarines, salas de basura y recintos técnicos, además de un sector para el personal de mantenimiento. Junto con esto, también tiene una entrada especial para el vehículo de Gendarmería, un sector de celdas y un ascensor exclusivo para los imputados de familia.
Adentro, donde se espera que reciba un flujo de 250.000 personas al año, hay ocho salas de audiencias en el segundo nivel de los Tribunales de Familia. En los juzgados civiles, en cambio, existen cuatros salas ubicadas en el segundo piso, mientras que en las plantas 3, 4 y 5 se dispusieron una por nivel.
La construcción, que alcanzó una inversión de $17 mil millones, cuenta con una losa de fundación común para todo el establecimiento. Dada su estructura de L, se trata en realidad dos cuerpos unidos por una junta de dilatación. Esto se tradujo, durante la construcción, en que había dos equipos con distintos jefes en terreno y sus propios ritmos de avance.
Dentro de las características constructivas, el gerente de obra rescata su gran resistencia, gracias al diseño estructural del calculista Marcial Baeza. El edificio, comenta, “tiene mucho acero, con aproximadamente 170 kilos por metro cúbico de hormigón, que es una cifra alta”. Se trata de un atributo también destacado por Rodrigo de la Barra. “Es una de sus principales cualidades y, a su vez, una de las principales dificultades para la empresa constructora, pues ningún piso es igual a otro y las faenas de enfierradura y hormigonado requirieron del máximo esfuerzo de los equipos de construcción e inspección técnica de obra”, afirma.
La estructura es, en su mayoría, de hormigón armado, con una envolvente térmica de fachada ventilada. Las caras norte y poniente poseen quiebrasoles para controlar la luz, los que además permiten el crecimiento de vegetación en ambas orientaciones. En el exterior, la construcción cuenta con un revestimiento de Fundermax en un 80% y muro cortina con quiebre térmico.
Para Alonso de la Fuente, este es un edificio bastante completo. Lo único que no tiene es una red de sprinklers o rociadores automáticos, pero cuenta con un control centralizado que comanda casi todas las especialidades, como ocurre con la climatización. Por otra parte, la iluminación tiene un sistema de fotoceldas para captar los niveles de luz y programarse automáticamente. Y en cuanto a seguridad, posee sensores de humo, de ducto y templadores antifuego en las redes de clima, que detienen el flujo de aire en caso de incendio. Además, los ascensores bajan automáticamente en caso de presencia de fuego.
La obra se destaca por tener en el tercer piso una gran terraza abierta, que cuenta con jardines perimetrales y muros verdes que se elevan hasta el quinto nivel.
DESAFÍOS DURANTE LA OBRA Desde un comienzo, la ejecución de este proyecto presentó numerosos desafíos. El primero, según el ejecutivo de la Constructora Inarco, fue el traslado de una palmera para trasplantarla en la plaza México. A continuación, la empresa realizó la excavación para hacer un muro perimetral, ya que el edificio ocupa el 100% del terreno. Se edificó un muro con sistema berlinés, debido a que el suelo tenía agua, lo que incluyó hacer un sostenimiento para después extraer el líquido, construir los subterráneos, hacer las losas de fundación y continuar con la estructura hacia arriba.Pero los desafíos no terminaron ahí, puesto que al excavar se evidenció que las fundaciones de todos los edificios perimetrales a la obra estaban hechas con pircas de piedra de aproximadamente tres metros de profundidad, que invadían el terreno. Ante esto, hubo que replantear la ingeniería, obligando a “rediseñar la estructura del edificio. Hubo que achicarla a nivel del subterráneo. Después, a nivel del primer piso, se volvió a agrandar para regresar a la forma que tenía originalmente en los pisos superiores. Hubo una pérdida de tiempo importante en el desarrollo de ingeniería, que significó unos 80 días de aumento de plazo”, explica de la Fuente. Así, el edificio comenzó su construcción en septiembre de 2015 y fue entregado finalmente en mayo de este año.
La logística también le dio mucho que pensar al equipo. Ambas calles, tanto Traslaviña como Arlegui, son extremadamente concurridas por el transporte público y mientras en la primera no se podía estacionar ningún vehículo, en la segunda la constructora solo pudo arrendar dos sitios para estacionar camiones. “Recién pudimos contar con algo de espacio cuando llegamos al tercer piso, donde se generaban las áreas de las terrazas. El resto del tiempo debimos arrendar terrenos afuera, traer los materiales de a poco y usar camiones pequeños”, cuenta de la Fuente.
FICHA TÉCNICA NOMBRE DEL PROYECTO: Centro de Justicia Viña del Mar. DIRECCIÓN: Traslaviña N°145 – Arlegui N°350. SUPERFICIE TOTAL CONSTRUIDA: 2.326 m2. EMPRESA CONSTRUCTORA: Inarco. ARQUITECTURA Y DISEÑO: Hildebrandt Arquitectos. FECHA INICIO DE OBRAS: Septiembre 2015. FECHA DE ENTREGA DE OBRAS: Mayo 2017. INVERSIÓN TOTAL: $17.000 millones. Edición N°173, Noviembre 2017