IDENTIFICAR LOS PROBLEMAS DE LAS CIUDADES Y APORTAR A UN MEJOR
ENTENDIMIENTO DE LAS CONDICIONES EN QUE SE ENCUENTRA EL ESPACIO
URBANO SON ALGUNOS DE LOS OBJETIVOS DEL ESTUDIO DE CARACTERIZACIÓN
TERRITORIAL, REALIZADO POR LA CChC Y EL OBSERVATORIO DE CIUDADES
DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA (OCUC). EL ANÁLISIS Y SUS PRINCIPALES
CONCLUSIONES FUERON PRESENTADOS EL LUNES 24 DE MAYO DURANTE LA
JORNADA INAUGURAL DE LA SEMANA DE LA CONSTRUCCIÓN.
Por Ximena Greene_ Fotos CChC.
Como una radiografía de las ciudades del país y un insumo vital para su planificación. Así definió Paula Urenda, gerente general de la CChC, los resultados del Estudio de Caracterización Territorial presentado durante la primera jornada de la Semana de la Construcción. “Hoy más del 90% de la población de Chile vive en ciudades y por eso hemos querido comenzar esta semana analizando una problemática social tan relevante como son las condiciones del entorno urbano”, dijo Urenda en la ocasión.
En ese contexto, Javier Hurtado, gerente de Estudios de la CChC, presentó una nueva versión del análisis que en su versión 2021 contó con el apoyo del Observatorio de Ciudades de la Pontificia Universidad Católica (OCUC). Según explicó, a través de una metodología que analiza manzana por manzana, este trabajo busca definir qué aspectos conforman el entorno urbano y permite medir dónde se ubican las zonas críticas, con el objetivo de aportar a un mejor entendimiento de la realidad local de cada una de las 22 ciudades que forman parte del estudio.
Para ello se desarrolló un índice que identifica brechas en cuanto a las condiciones en las que se encuentra el estado urbano sobre la base de cinco dimensiones: infraestructura básica, accesibilidad al equipamiento urbano, medio ambiente, vialidad y movilidad, y seguridad ciudadana. Las tres primeras fueron parte del trabajo que se realizó entre 2015 y 2018 en conjunto con el Centro de Inteligencia Territorial del Design Lab de la Universidad Adolfo Ibáñez (CIT). A partir de este índice fue posible establecer que, en el caso de la ciudad de Santiago, al superponer todas las dimensiones el porcentaje de la población que vivía en zonas críticas era cercana al 32%, más de dos millones de personas.
NUEVA VERSIÓN
Para el análisis 2021 se agregaron las dos nuevas dimensiones de vialidad y movilidad, y seguridad ciudadana. En el caso de la primera de ellas, se analizaron tres variables distintas, pero complementarias: el nivel de accesibilidad que tienen los ciudadanos a los distintos centros comerciales o laborales; la permeabilidad de la trama urbana, es decir, qué tan fácil es conectarse con otros puntos de la ciudad; y la disponibilidad de transporte público medido en la cantidad de paraderos de locomoción colectiva, estaciones de Metro o cercanía a las principales ciclovías.
El estudio revela que la situación con respecto al transporte público y la capacidad de movilizarse por la ciudad es especialmente crítica en los bordes de las urbes. Por ejemplo, de acuerdo a los resultados del análisis, en Santiago el 19% de la población –1,1 millones de personas– viven en zonas donde les cuesta más movilizarse, mientras que otras ciudades como Alto Hospicio, Arica, Osorno y Antofagasta, mostraron mayores índices de criticidad, con más del 25% de su población en sectores con poco transporte público y con infraestructura vial deficiente.
La dimensión de seguridad ciudadana, en cambio, se dividió en tres subdimensiones: victimización; capacidad de respuesta, medida en la presencia de Carabineros por cada habitante en el lugar; y aspectos situacionales del delito, que se refiere a la complejidad que presentan ciertos sectores de la ciudad en donde se generaría una mayor cantidad de transgresiones. Al referirse a Santiago, el gerente de Estudios de la CChC explicó que esta dimensión es la que afecta a la mayor parte de la población capitalina. Se vincula con que la delincuencia y la victimización se ha arraigado fuertemente en diversos sectores de la ciudad.
El estudio fusionó y superpuso las dimensiones, con lo que se pudo observar que, en el caso de Santiago, un 19% de la población reside en zonas críticas, lo que corresponde a cerca de 1,2 millones de personas. Sin embargo, no es la ciudad peor evaluada. Otras como Chillán, Osorno y Los Ángeles tienen más del 25% de su población viviendo en sectores con altos índices de vulnerabilidad.
Para Javier Hurtado, este estudio es una herramienta vital para entender qué áreas hay que intervenir en determinados territorios, con qué prioridad y cuál es la dimensión que hay que solucionar para mejorar la calidad de vida de los chilenos. “Reconociendo que existe una multidimensionalidad en cuanto a qué es lo que se considera importante en el entorno urbano, esta metodología entrega oportunidades para repensar los territorios y saber, de manera objetiva, dónde se deben diseñar nuevas políticas integrales que mejoren los espacios, tratando de evitar la segregación y dispersión de los ciudadanos”, señaló.
EN EL CASO DE
Santiago, según el estudio un 19% de la población
reside en zonas críticas, lo que corresponde a cerca
de 1,2 millones de personas. Otras ciudades como
Chillán, Osorno y Los Ángeles tienen más del 25%
de su población viviendo en sectores con altos índices de vulnerabilidad.
PODER LOCAL
Tras la entrega de los resultados del estudio, se llevó a cabo un panel de conversación que contó con la participación de Carolina Leitao, alcaldesa de Peñalolén; Daniel Johnson, director ejecutivo de Paz Ciudadana; y Bernardo Echeverría, presidente de la Comisión de Ciudad y Territorio de la CChC. El objetivo era reflexionar sobre cómo se deben abordar los desafíos más urgentes que hay en los territorios, priorizarlos y ejecutarlos desde una mirada local.
Para Carolina Leitao, lo primero que se debe hacer es planificar mejor y a largo plazo, para lo cual hay que tratar de vencer algunos mitos y miedos que entorpecen la capacidad de avanzar. “Creo que hay que fortalecer las alianzas público-privadas y, aunque existen muchos prejuicios por cada una de las partes, ni lo público ni lo privado van a solucionar estos temas por sí solos”, señaló. En este sentido, para vencer la inequidad territorial, el Estado debe fijar objetivos estratégicos de corto, mediano y largo plazo y, al mismo tiempo, entregarles a los municipios las facultades y los recursos que les permitan desarrollar y resolver demandas y necesidades urbanas.
Sin embargo, para Bernardo Echeverría, antes de fijar nuevas estrategias es importante que las autoridades adopten una mirada más integrada de la ciudad y les entreguen mayor confianza a los liderazgos locales. “El Estado chileno ha desconfiado mucho de la capacidad de los municipios y hoy los necesita más que nunca para recomponer la trama urbana desde una acción mucho más participativa de la que han tenido hasta ahora”, advierte. Y agrega: “Por sí mismos, los municipios no van a bastar, porque los temas más macro se van a resolver en otras esferas, pero esas decisiones tienen que hacerse en conjunto y ambos deben integrarse fuertemente”, sostuvo.
Según Daniel Johnson, cuando se abordan temas de seguridad se tiende a ver los indicadores de delitos u otros en función de donde ocurren, centrando gran parte de los esfuerzos y las políticas públicas en el lugar. Sin embargo, advierte que, aunque eso tiene un efecto, el verdadero impacto ocurre cuando se previene tempranamente y para hacerlo hay que mirar dónde están las condiciones de riesgo. “Tenemos que irnos al lugar donde residen las personas, qué condiciones hay en su barrio, qué historia hay detrás de cada familia y por eso es tan importante la mirada local. Hay que entender esas problemáticas e invertir ahí donde realmente podemos afectar”, señaló.