Una propuesta familiar, con una atractiva estética, sustentable y con gastronomía de alto nivel, es lo que propone el nuevo Hotel Bidasoa. Con 87 habitaciones, es un lugar que invita no solo a pasar el rato, sino a viajar en el más amplio sentido de la palabra.
Por Jorge Velasco Cruz
Es un oasis ecológico en pleno Vitacura. La ambientación del lobby, rica en objetos antiguos y mapas que hacen viajar a las grandes aventuras de las primeras décadas del siglo XX, llevan al huésped a sentir que es un ciudadano del mundo o uno de esos exploradores de antaño como Henry Stanley o Percival Harrison Fawcett. ¿Está en París, Roma, La Habana, El Cairo o Marrakech? No, en Santiago de Chile, mientras degusta algún plato de un menú delicadamente elaborado sobre la base del concepto de “gastronomía sustentable”, con recetas bajas en carbohidratos y que emplean alimentos con poco consumo de agua e impacto en el medioambiente.
Todo esto es parte de la nueva propuesta del Hotel Bidasoa, perteneciente a la familia Sanz Raab desde hace 30 años y que, gracias a un gran trabajo de remodelación y ampliación, pasó de basarse en una casa tradicional de Vitacura a un establecimiento moderno que busca ofrecer un servicio diferente a los visitantes.
El fundador, Mauricio Sanz, nació en un hotel en el País Vasco junto al río Bidasoa, desde donde toma el nombre el establecimiento en Chile. Vivió hasta los seis años en dicho lugar cuando, producto de la Guerra Civil Española, su familia se fue a Francia, para posteriormente llegar a Chile. Mucho tiempo después, ya con 56 años, decidió abrir un hotel boutique en Vitacura, uno de los primeros de este tipo en Santiago, con 35 habitaciones.
Hoy, de los siete hermanos de la familia, Maritxu, Andrea y Mauricio están a cargo del Bisasoa. Fue hace cinco años cuando este último, gerente general, tuvo la idea de dar un salto y extenderse a más de 100 habitaciones. “Decidimos hacer una ampliación, pero lo hicimos con el objetivo de ser el edificio más sustentable de América Latina. Pasamos de ser un hotel boutique familiar a uno al que se le sumaron dos aristas muy importantes: la responsabilidad medioambiental y una elevada propuesta gastronómica”, dice Andrea Sanz, encargada de sustentabilidad del Hotel Bidasoa.
Un Viaje AtemporalLos hermanos Sanz, involucrados en esta nueva iniciativa, compraron tres terrenos que se ubicaban en el sector posterior del hotel, con lo que totalizaron un gran paño de 3.200 metros, incluyendo el predio de las antiguas instalaciones. Ahí decidieron levantar un nuevo edificio.
La ampliación está emplazada sobre 1.800 m2 y se levanta en 8.200 m2 construidos. Las obras comenzaron en diciembre de 2015 y concluyeron en junio de 2018. Tiene ocho pisos y tres subterráneos. Alberga 87 habitaciones (ubicadas entre los niveles dos y ocho), que se distribuyen en espacios de 33 m2, 60 m2 y 170 m2. A ellas se suman dos departamentos, ya que en el lugar viven Maritxu, que es la gerente de Operaciones, y sus padres.
En el primer piso están la recepción, el lobby, el bar, un restaurante con capacidad para 80 personas, baños para los clientes y la cocina. En tanto, los subterráneos cuentan con 77 estacionamientos (con una unidad de carga para autos eléctricos), bodegas y área de preelaborados para cocina, los cuales están unidos al resto del edificio por escaleras y tres ascensores Kone. A ellos se suman cinco salas de reuniones –tipo directorio- en el piso-1. En el exterior de la planta baja hay una piscina y jardines.
El proyecto contempló un especial trabajo en el interiorismo, guiado por los conceptos de naturaliza, familia y viajes. “En el primer piso la idea fue evocar sensaciones latinoamericanas como La Habana o Ciudad de Panamá, mezclado con los años veinte europeos, dando una sensación de atemporalidad”, explica Maritxu Sanz. A su vez, relata con fotos y recuerdos el viaje de Mauricio padre hacia Chile. Para ello hubo un minucioso trabajo de ambientación y búsqueda.
“Las terminaciones realizadas en el Hotel Bidasoa fueron de un alto estándar, debido a que los materiales utilizados fueron de primera categoría. Entre estos se pueden destacar los papeles murales, importados desde el Francia, dando un alto valor en todo el hotel. Además, los materiales empleados fueron consensuados con áreas de arquitectura e interiorismo para lograr un producto de excelencia”, comenta Fernando Barrales, gerente de Edificación de DRS Ingeniería y Construcción.
Por otra parte, los pasillos de los distintos niveles tienen altos niveles de luz natural, gracias a grandes ventanales dispuestos en cada extremo. Las habitaciones, en tanto, buscan entregar una sensación de descanso, gracias a su luminosidad y amplitud. Cuentan con ventanas que pueden abrirse para permitir el ingreso de aire desde el exterior, un bow window como zona descanso y un escritorio como área de trabajo. “Todas las piezas tienen un papel mural distinto que evoca la naturaleza. La idea es brindar un lugar visualmente descansado, sin tanto estímulo, pero que no sea frío”, dice Andrea Sanz.
Compromiso Medioambiental
El objetivo del nuevo diseño, explican los hermanos Sanz, era tener un edificio simple y sencillo por fuera, que sorprendiera más bien por su eficiencia energética. Para ello se empleó aislación térmica continua de alto espesor, que permite que la demanda térmica disminuya un 52%, y ventanas ultra aislantes y de alto control lumínico (con protección UV), de tal manera que el edificio no se sobrecaliente.
El sistema de iluminación se basa en luces LED y la electricidad que usa el hotel proviene de fuentes de energía renovables certificadas y de aerotermia, gracias a bombas de calor que calientan el agua sanitaria y enfrían o calefaccionan el recinto con aire extraído desde el ambiente.
A su vez, el 80% de los materiales empleados en la ampliación son sustentables, como el ecocuero, pisos vinílicos de plástico reciclado, porcelanatos hechos con mixturas de materiales orgánicos reciclados y grifería de bajo consumo. A ello se suman diversas estaciones para depositar los residuos en forma separada en cada piso (los orgánicos van a un digestor que produce gas y fertilizantes para el uso en el jardín), el abastecimiento de proveedores locales y un menú en el cual el 30% es de origen vegetal, con una baja huella de carbono.
Una de las particularidades de este proyecto es que las obras se llevaron a cabo sin que dejara de funcionar la sección más vieja. “Como en todo proyecto hotelero, la coordinación es la más desafiante, debido a que muchas veces los planos no recogen las situaciones que finalmente se presentan en obra. En general existe poco espacio para ejecutar las instalaciones sanitarias, climatización, electricidad, iluminación, extinción de incendio, entre otras”, relata Fernando Barrales.
El 3 de junio el Hotel Bidasoa recibió a los primeros pasajeros en las nuevas instalaciones. Todavía quedan algunos aspectos que se siguen desarrollando, como el paisajismo, cuyo concepto principal pretende entregar la sensación de que la naturaleza se apodera del lugar, empleando plantas de bajo consumo hídrico.
Una vez concluida la ampliación, se cerró el hotel original para realizar una remodelación y transformarlo en Casa Sanz. “Nos vamos a quedar con 20 habitaciones. Todas tendrán distinto metraje, con un diseño más vintage y un sello distinto. Tendrá el primer restaurante con un concepto de comida sustentable, en el cual la gente empiece a entender el impacto ambiental de lo que come. Va a ser más disruptivo con el concepto de hotelería que hay en Chile, mientras que atrás, en el Hotel Bidasoa, se va a mantener uno más clásico”, explica Maritxu Sanz. Abrirá sus puertas en marzo de 2019.
Ficha Técnica Financiamiento: Metlife. Ingeniería: Matzu Ingeniería. Construcción: Bravo e Izquierdo. Arquitectura: Fuenzalida Swinburn & Asociados. Inspección Técnica de Obras: DRS Ingeniería. Protecto Aerotermia: enativa. Instalación ascensores: Fabrimetal. Iluminación: Arquiluz y 12 Volts. Paisajismo: Proyecto Selva. Plazo de construcción: diciembre 2015-junio 2018.