Diversos reconocimientos internacionales han posicionado a Chile como uno de los destinos más recomendables para visitar en 2018. Sin embargo, ¿Está el país preparado para recibir no sólo a más turistas, sino también a una nueva categoría de viajeros, con mayores expectativas y demandas?
Por Ximena Greene
“Aislado del resto de Sudamérica (y del mundo) por los altísimos Andes al este, el vasto Océano Pacífico al oeste, el árido Desierto de Atacama al norte y la impenetrable naturaleza de la Patagonia al sur”, es la introducción que el gigante editorial Lonely Planet hizo de Chile luego de nombrarlo el país más recomendable para viajar este 2018.
Este reconocimiento se suma a tantos otros que han puesto al país en los ojos del turismo internacional. Así lo demuestran las cifras de 2016, que indican que el arribo de turistas extranjeros alcanzó 5,6 millones de visitas, lo que representa un aumento de 148% en diez años.
En el último tiempo, las autoridades y la industria se han preocupado por promocionar al país en distintos mercados. De acuerdo a Javiera Montes, subsecretaria de Turismo, el Gobierno ha llevado adelante un plan nacional de desarrollo para este rubro, en el cual se estableció una estrategia de mediano plazo para posicionar a Chile entre los destinos más atractivos de América. «El Plan de Marketing Internacional 2015-2018 destaca por el incremento de los recursos destinados para la promoción. Durante el período 2014-2017, se han asignado más de US$ 56 millones, inversión que se vio reflejada en el notable crecimiento de las llegadas de turistas extranjeros al país en el periodo 2016-2017», explica.
Hoy el turismo representa una industria importante para el país, con un 3,3% de contribución directa al PIB. «Somos la primera industria exportadora de servicios en Chile y la quinta industria de productos y servicios después de la minería, el sector frutícola, las salmoneras y el transporte”, apunta Andrea Wolleter, vicepresidenta ejecutiva de la Federación de Empresas de Turismo, FEDETUR.
Por eso, advierte, es necesario unir la difusión que se está realizando con una organización adecuada que permita dar una respuesta al aumento del flujo de visitantes. De esta manera, comenta, “creemos que con una buena planificación las cifras podrían aumentar e incluso alcanzar nuestra meta, que es llegar al 6% de contribución al PIB al 2020″.
Sin embargo, para Carlos Piaggio, gerente de Infraestructura de la Cámara Chilena de la Construcción, quien en octubre pasado estuvo a cargo del panel «Inversiones en Obras Públicas: un pilar para el desarrollo del turismo”, realizado en el Congreso Anual de la Asociación Chilena de Empresas de Turismo (ACHET), algunas de las debilidades más grandes del sector son, justamente, la planificación y la capacidad para identificar dónde están las potencialidades.
«Creo que las organizaciones de turismo deberían trabajar en conjunto en un plan estratégico a largo plazo. Hay que tener una visión acerca de cuáles son las áreas que hay que potenciar y, a partir de eso, decidir las principales necesidades en infraestructura y servicios. Chile está en una suerte de punto de quiebre. Si se dirigen bien los esfuerzos y se hace una labor de definir una visión del sector, apuntando a ciertos tipos de turismo, esta industria se podría transformar en un actor muy relevante para el desarrollo del país”, recalca Piaggio.
NOTA ROJA EN INFRAESTRUCTURA
De acuerdo al último Informe de Competitividad de Viajes y Turismo 2017, realizado por el Foro Económico Mundial (FEM) y publicado en agosto de este año, Chile alcanzó el puesto 48 de 136, avanzando tres lugares respecto a 2015 y superando a países como Brasil, Argentina y Perú. Este índice mide un conjunto de factores y políticas que facilitan el desarrollo sostenible del sector (viajes y turismo), y su contribución al progreso y competitividad de un país.
Para calcularlo se califican distintos factores que se reparten en cuatro grandes áreas: habilitación del medio ambiente; políticas y condiciones propicias para viajes y turismo; infraestructura; recursos naturales y culturales. A su vez, cada uno de ellos fue dividido en subcampos que se evaluaron con notas de 0 a 7. Si bien Chile presentó muy buenos resultados en algunos de ellos, en el tema de infraestructura las calificaciones estuvieron muy por debajo del promedio. Por ejemplo, con respecto al equipamiento aeroportuario, el país obtuvo solo un 2,7, cifra que sube a 3,3 cuando se refiere a soporte terrestre y portuario, y a un austero 4,4 cuando se trata de la infraestructura asociada a servicios turísticos.
El informe del FEM señala que Chile, al igual que otros países de América Central y del Sur, debe continuar desarrollando infraestructura para mejorar la conectividad, ya que la mayoría de los países de la región se apoyan únicamente en sus recursos naturales, pero sin el desarrollo de un soporte adecuado.
Para Militza Aguirre, gerente de Transforma Turismo, programa estratégico nacional de turismo sustentable de Corfo, el lugar alcanzado en el informe del FEM es, en parte, un reflejo de la evolución que ha tenido como país en mejoras de infraestructura. “Esperamos seguir avanzando en ello y aumentar el desarrollo en localidades me- nos accesibles”, afirma.
En este sentido, el MOP y la Subsecretaría de Turismo trabajan en un proceso de planificación participativo, que considera a la industria del Turismo y a actores locales en cada una de las regiones, para delinear proyectos para el desarrollo sustentable de esta área de aquí al 2030, que permita identificar las necesidades del sector y priorizar la infraestructura específica necesaria.
Estos lineamientos forman parte del “Plan Chile 30/30”, contenido en la Agenda de Infraestructura, Desarrollo e Inclusión presentada por el MOP, la cual tiene por objetivo elevar los estándares y disminuir brechas en infraestructura y agua para un país con un PIB per cápita de 30.000 dólares al año 2030.
Dicha Agenda contempla la incorporación de la dimensión turística, a través de la elaboración de planes de apoyo específicos y la identificación de iniciativas con impacto directo en la industria. A la fecha, considera aproximadamente 1.500 ideas. El 40% de estas ya forman parte de la planificación al año 2021 del MOP y el 60% restante corresponde a nuevas propuestas levantadas en todas las regiones del país.
En cuanto a sus ámbitos de intervención, la mayoría se concentra en Vialidad y Obras Portuarias y Arquitectura, y se clasifican en distintas tipologías como rutas escénicas (26%); infraestructura de información y servicios turísticos (19%); borde costero (17%) y senderos interpretativos (11%). El porcentaje restante corresponde a iniciativas relacionadas con ciclo-rutas, conectores viales turísticos, patrimonio, cultura, pasos fronterizos e infraestructura de agua potable, fluvial, área y terrestre.
De acuerdo a Javiera Montes, hoy la mirada que tiene el Gobierno sobre los distintos destinos turísticos ha permitido ir construyendo una cartera de proyectos que habilitan de mejor forma los territorios, como ocurre con el Plan Especial de Desarrollo para Zonas Extremas (PEDZE) en la Región de Arica y Parinacota, el sur de la Región de Los Lagos, y las zonas de Aysén y Magallanes. De hecho, se han invertido más de $ 4.446 millones desde 2015 para el diseño e implementación de infraestructura habilitante en once áreas protegidas del Estado, con obras como mejoras en refugios, senderos, miradores, áreas de camping y centros para visitantes, con el fin de aumentar su valor turístico.
De acuerdo al último informe de competitividad de Viajes y Turismo 2017, Chile alcanzó el puesto 48 de 136, avanzando tres lugares respecto a 2015 y superando a países como Brasil, Argentina y Perú.
TRANSFORMA TURISMO
Transforma Turismo representa un trabajo asociativo y colaborativo entre diversas instituciones que se enfocan en convertir al país en un destino turístico sustentable, diverso e inteligente. Cuenta con una gobernanza amplia de 28 instituciones que representan a organismos públicos, privados, academia y comunidad.
Entre sus principales objetivos se encuentra mejorar y diversificar la oferta, a través de cinco experiencias priorizadas: Turismo de Naturaleza y Aventura, Astroturismo, Enoturismo, Turismo Cultural y Turismo de Eventos. De esta manera, busca desarrollar de manera sustentable nuevos destinos que aún no están posicionados en el mundo, pero que tienen un alto potencial. «Para nosotros lo importante es consolidarlos con destinos turísticos inteligentes, que sean innovadores, con infraestructura tecnológica, con un desarrollo sostenible del territorio y que además sean accesibles para todos y que incrementen la calidad turística del visitante», señala Militza Aguirre, gerente de Transforma Turismo.
MEJORAR LA CONECTIVIDAD
De acuerdo al documento Estrategia Nacional de Turismo 2012-2020, desarrollado durante el gobierno de Sebastián Piñera, uno de los principales problemas detectados en Chile en materia de infraestructura para el turismo, tiene que ver con la conectividad en transporte aéreo y terrestre.
Para Guillermo Correa, presidente de ACHET, lo más evidente es la deficiencia en los puntos de ingreso al país, como los pasos fronterizos, los terminales portuarios y el aeropuerto internacional de Santiago. En ello concuerda Carlos Piaggio, gerente de Infraestructura de la CChC, quien señala que para potenciar aún más la industria turística hay que enfrentar estratégicamente tres grandes áreas especialmente claves para apoyar el sector: el ámbito aeroportuario, la infraestructura vial y los puertos. «Ahí están los principales cuellos de botella en términos de conectividad», comenta.
En la Agenda de Infraestructura, Desarrollo e Inclusión presentada por el MOP, “Plan Chile 30/30”, se pueden encontrar diversos proyectos que buscan mejorar estas problemáticas. Uno de ellos es el proyecto de relicitación -en ejecución- del Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez, que contempla la construcción de un nuevo terminal y el mejoramiento del actual, además de algunas obras viales, como plataformas, calles de rodaje y puentes de embarque, entre otras. El nuevo contrato de concesión aumentará la capacidad del terminal a un máximo de 30 millones de pasajeros por año, con altos estándares de seguridad y servicios.
Otro proyecto destacado es el Nuevo Complejo Los Libertadores, que ya está en construcción en la Región de Valparaíso, y que es considerando el punto fronterizo con el mayor flujo de personas, vehículos y transporte de carga con Argentina, país que aporta el 58% de los visitantes extranjeros. La Coordinación de Concesiones del MOP precisa que necesario contar con instalaciones acordes a los crecientes flujos y entregar las facilidades adecuadas para las labores de control que ahí se realizan. Se estima que la inversión para este proyecto alcanzaría más de US$ 50 millones.
En 2016, el arribo de turistas extranjeros alcanzó 5,6 millones de visitas, lo que representa un aumento de 148% en diez años.
UN MERCADO EN EXPANSIÓN
Chile presenta una amplia oferta de establecimientos, que seguirá creciendo en forma acelerada en los próximos años. En Santiago, por ejemplo, la oferta hotelera para el período 2017-2021 aumentará en cerca de 30%, pasando de 12.140 habitaciones a más de 15.550, lo que se traduce en una inversión estimada total de US$ 500 millones.
Esta expansión responde a las altas tasas de ocupabilidad que presenta la Región Metropolitana, en donde, de acuerdo a cifras de la última Encuesta Mensual de Alojamiento Turístico entregada a principios del mes de noviembre, los hoteles de la capital alcanzaron una tasa de ocupación de un 67.3%. Al desglosar por destino turístico, San Pedro de Atacama y la Región de Coquimbo encabezan la lista, seguidos por el Valle del Huasco, en donde este año se pudo observar el fenómeno del Desierto Florido.
Sin embargo, para Jorge Flores, socio fundador y director ejecutivo de la Red Turismo Chile, hoy existen lugares que son altamente promocionados en el exterior por las autoridades, como Caleta Tortel, pero donde la capacidad de alojamiento se ve saturada en los meses de temporada alta. «No basta solo con venir a ver un atractivo al que cueste llegar, sino que debe haber un soporte detrás, una planta turística de servicios de alimentación, de transporte, internet, comunicación y disponibilidad de camas”, comenta.
En cambio, para Jorge Moller, director de la ONG Regenera, Chile tiene una oferta hotelera de gran calidad, no solo en Santiago sino también en regiones. «No veo grandes debilidades en temas de infraestructura y hotelería. Tenemos más que lo básico para hacer un buen turismo», afirma. Y agrega que, al ser Chile un destino de naturaleza, a veces el turista no exige niveles tan altos de infraestructura, porque entiende que para llegar a ver un glaciar, un lago o la enormidad de un desierto, hay que transitar por vías no pavimentadas y estar dispuesto a llegar a un hotel que no sea cinco estrellas.
TURISMO CON VALOR AGREGADO
Según proyecciones de la división de estudios de la Subsecretaría de Turismo, se espera que en 2020 lleguen a Chile una cifra cercana a los 8,5 millones de turistas extranjeros, mientras que para 2025 el arribo de visitantes provenientes de otros países alcanzaría a 11 millones.
Para Guillermo Correa, presidente de la Asociación Chilena de Empresas de Turismo (ACHET) y del Foro Latinoamericano de Turismo (FOLATUR), uno de los principales desafíos en cuanto al aumento de visitantes, consiste en tomar medidas para diversificar la oferta y hacerlo en forma sostenible.
«Una cosa es que el país tenga el potencial para ser un destino maravilloso, y otra muy distinta es que estemos preparados para recibir más turistas», señala Jorge Moller, director de Regenera, ONG que se dedica al desarrollo del turismo sustentable. «Todavía nos falta preparar un poco más la casa. Hay lugares que están muy saturados, como Torres del Paine, San Pedro de Atacama o la Isla de Pascua, y creo que la tarea ahora es tratar de diversificar un poco la oferta y enviar gente a otros sitios. Para eso se necesita un poco de estrategia y, sin duda, más logística», señala.
Estos, sin embargo, no son los únicos desafíos que tiene el turismo en Chile. Al ser un destino de intereses especiales, que no resalta por enfocarse en la masividad sino más bien en el disfrute de la naturaleza, un objetivo es aumentar el gasto promedio por turista. De acuerdo a las cifras que maneja el programa Transforma Turismo de Corfo, en 2015 el gasto promedio por visitante en Chile fue de US$ 621, mientras que en Perú alcanzó US$ 951 y en Nueva Zelanda, US$ 1.133, lo que muestra la brecha que todavía se puede cubrir.
Para ello, los expertos coinciden en la necesidad de mejorar la oferta, con el fin de que esta sea más diversa, innovadora, de calidad y sostenible en el tiempo. De esta manera, Chile podría atraer turistas de Europa, Norteamérica y Brasil que busquen atractivos diferentes, incrementando los ingresos del país e impactando positivamente en el desarrollo local.
En opinión de Guillermo Correa, el aumento del gasto per cápita se genera, entre otras razones, por agregar valor. «Los empresarios del rubro estamos enfocados en acciones que permitan superar nuestras brechas y alcanzar un nivel de mayor competitividad, para posicionarnos sólidamente como destino turístico sustentable a nivel internacional. Esto implica procurar la mejora en la calidad del servicio que ofrecemos, mediante la inversión en tecnología, sistemas de gestión, capacitación del personal e infraestructura, entre otros», concluye.
Edición N°174, Diciembre 2017