A los 96 años, acude habitualmente a su oficina en la Constructora Magri y Figueroa Ltda. Julio Magri lleva más de seis décadas vinculado a la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) donde -entre otros méritos- participó en la Fundación del Comité de Vivienda.
Por Jorge Velasco Cruz_Fotos Vivi Peláez
Nacido en Punta Arenas, Julio Magri, de 96 años es el socio vigente más antiguo de la CChC. Su oficina ubicada en el Barrio El Golf, a la cual va a trabajar con frecuencia, entrega algunos recuerdos de sus obras y aficiones. Sobre las paredes se mezclan fotografías en blanco y negro y otras en colores de su familia (su esposa Flor Varela Santa María, ya fallecida, sus tres hijos y algunos de sus seis nietos), vistas aéreas de los proyectos sociales que ha construido y fotos de expediciones a las montañas (una de sus grandes pasiones que mantiene hasta hoy) como el Nevado Olivares y panorámicas de la Torres del Paine, en su región natal. “Este país es demasiado bonito y hay muchos lugares que son mis preferidos para hacer montañismo”, apunta.
Ingeniero civil de la Universidad de Chile, egresado en 1945, se fue vivir a Santiago en 1939 para iniciar sus estudios superiores. “Yo tenía como algo natural la vocación para la ingeniería y la construcción”, recuerda. Se trata de una afición que comenzó desarrollarse gracias a la labor de un primo suyo en Punta Arenas, que era director de obras del municipio y lo llevaba a terreno a ver las edificaciones.
“La Cámara Chilena de la Construcción es una institución muy importante, eficiente y con una gran labor social. Es un ejemplo de cómo una organización privada maneja mejor los recursos que una institución fiscal”.
En 1947 comenzó a trabajar como ingeniero en la Caja de la Habitación Popular, el ente estatal encargado de desarrollar los programas de viviendas sociales, que posterior- mente, en la década del cincuenta, pasó a llamarse Corporación de la Vivienda (CORVI). Fueron nueve años dedicados a la vivienda pública. En 1956 formó la Constructora Magri y Hepner Ltda., en conjunto con Klaus Hepner, constructor civil y montañista, con quien se hizo contratista del sistema.
En algunos momentos, Julio Magri se detiene y cierra los ojos para buscar datos en su memoria. “Son más de 90 años y muchos recuerdos”, dice. La empresa perduró casi 25 años y realizó muchas poblaciones de mil o más viviendas, como Juanita Aguirre en Conchalí, El Despertar en Maipú, Hualpencillo y Denavi Sur en Talcahuano, Villa San Pedro de La Paz y Laguna Redonda en Concepción y Santa Corina en Barrancas, entre otras.
En 1979, Constructora Magri y Hepner Ltda. dio origen a las constructoras Hepner y Muñoz y Magri y Figueroa. Esta última fue fundada en sociedad con Exequiel Figueroa (1924-2005), destacado constructor civil y ex basquetbolista y capitán chileno que tuvo un destacado desempeño en campeonatos sudamericanos y mundiales. “Si era campeón en básquetbol, también era campeón en su trabajo. Era muy bueno”, resalta Julio Magri.
La compañía continuó construyendo viviendas sociales y hoy se dedica, principalmente, a administrar otros negocios del holding que actualmente poseen ambas familias (Figueroa falleció en 2005) y que se destinan a la ganadería, el cultivo de nogales y la gestión de bodegas, entre otros rubros.
LABOR GREMIAL
Julio Magri no solo ha sido empresario, sino que también ha realizado una extensa labor en otros ámbitos. A mediados de la década del setenta asumió por dos años como vicepresidente ejecutivo de la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU), una institución que fue fundada para renovar las áreas deterioradas de las ciudades, a través de programas de desarrollo urbano, y que tuvo una activa participación en el término de poblaciones que quedaron inconclusas de la administración anterior. “Fue una satisfacción muy grande haber participado directamente en lo que yo llamo ‘la re- construcción del país’, porque Chile estaba descuidado en aquel tiempo”, destaca este ingeniero civil y constructor.
Julio Magri no recuerda con exactitud desde hace cuánto tiempo es socio de la CChC, aunque comenta que “debe ser más o menos como la edad de la Cámara o un poco menos”. “Me acuerdo que teníamos un par de oficinas en la calle Huérfanos y que la Cámara también tenía oficinas cerca de ahí”, agrega.
Participó en la Comisión de Protección del Medio Ambiente de la CChC desde su fundación y desempeñó un importante rol en la formación del Comité de Vivienda de la CChC, del cual fue presidente en diversas ocasiones. “Cuando se formó el Comité, se tiró al cara o sello quién sería el primer presidente. Podía ser yo o Patricio Ábalos, que era de la Constructora Ábalos y González. Él ganó para ser el primero en ocupar el cargo”, recuerda.
Posteriormente, Magri fue consejero nacional, función que ocupa de forma vitalicia. “A donde voy soy el más viejo. Tengo 96 años y estoy activo”, dice con una sonrisa y resume, con cierto orgullo, que “la Cámara Chilena de la Construcción es una institución muy importante, eficiente y con una gran labor social. Es un ejemplo de cómo una organización particular maneja mejor los recursos que una institución fiscal”.
Edición N°168, Junio 2017