Juzgado de familia de Santiago: Imagen renovada

Grandes obras

Darle una mirada seria, transparente e imparcial, pero a la vez moderna y contemporánea al poder judicial, fueron algunos de los objetivos con los que se diseñaron y habilitaron las nuevas dependencias de los Juzgados de Familia de Santiago y de la Corporación Administrativa del Poder Judicial (CAPJ) en el edificio Nueva Mackenna.

Por Ximena Greene_Fotos Vivi Peláez


El nuevo complejo de oficinas de dos importantes unidades del Poder Judicial está conformado por más de 50.000 metros cuadrados construidos, los que se encuentran distribuidos en dos torres, que cuentan con tres subterráneos con más de 400 estacionamientos y una plaza central. El conjunto está ubicado en toda la manzana que abarca las calles General Mackenna, Mario Alvo, General San Martín y Amunátegui. Ahí se encuentra el edificio Nueva Mackenna, en donde desde abril de este año operan las dependencias de la Corporación Administrativa del Poder Judicial (CAPJ) y los cuatro Tribunales de Familia de Santiago.

“Usamos la arquitectura y el diseño interno para transmitirle a la ciudadanía seguridad, confianza, imparcialidad y transparencia, así como también modernidad y renovación», comenta Rodrigo de la Barra, jefe del Subdepartamento de Infraestructura del Poder Judicial. 

El inmueble Nueva Mackenna, adquirido por el Poder Judicial por un monto que superó los $44 mil millones, reemplaza las instalaciones del Hotel Tupahue, ubicado en la calle San Antonio, donde funcionaban estas unidades anteriormente. De acuerdo a Rodrigo de la Barra, jefe del Subdepartamento de Infraestructura del Poder Judicial, una vez que la Dirección de Presupuestos del Ministerio de Hacienda aprobó los recursos, se pusieron en la búsqueda de un edificio que reuniera las condiciones que necesitaban. La edificación  de 35.000 m2, diseñada por el arquitecto Cristián Boza, se encontraba construida y recepcionada, pero no habilitada, condición que la hacía ideal para este tipo de iniciativa.

Además de contar con las características necesarias para instalar las  distintas dependencias y salas de  audiencias, la elección del edificio respondía a su ubicación cercana a la Corte Suprema, a las principales autopistas urbanas y a las estaciones de Metro Cal y Canto y Santa Ana. Esta conectividad le permite al Poder Judicial atender a más de 1.000 personas que llegan a diario a realizar trámites en los Tribunales de Familia.

El proyecto de habilitación de las nuevas dependencias fue encargado a la oficina de arquitectos Claro+Westendarp  y la constructora Arauco S.A. De  acuerdo a Andrés Westendarp, arquitecto jefe del proyecto, el trabajo se dividió en tres grandes hitos. «Empezamos con un arduo proceso de investigación sobre los distintos requerimientos de todos los actores y usuarios, tanto externos como internos, que harían uso de las instalaciones. Luego vino el desarrollo del proyecto propiamente tal, con las consiguientes aprobaciones y comentarios sobre el layout y el programa y, por último, las etapas de licitación y construcción», señala.

DISTRIBUCIÓN ACORDE A LOS USOS

El edificio está compuesto por dos torres enfrentadas, una de seis y otra de 12 pisos, las que cuentan con una plaza interior que conecta ambos volúmenes, entregando un espacio al aire libre para las casi 900 personas que día a día desempeñen sus labores en el lugar.

El encargo hecho por el Departamento de Infraestructura, era llevar las oficinas de la Corporación Administrativa del Poder Judicial a un estándar más alto en términos del uso del espacio y generar un código que se pudiera replicar en las futuras dependencias del Poder Judicial. Para estas oficinas se desarrollaron tres tipologías de mobiliario, dependiendo de las funciones de los distintos usuarios. «Todo se hizo con un lenguaje bastante contemporáneo, en donde los espacios son abiertos, ventilados y transparentes, lo que responde en un sentido metafórico con lo que el Poder Judicial quiere transmitir, que es mucha transparencia e imparcialidad», señala Andrés Westendarp.

El edificio está  compuesto por dos torres enfrentadas, una de seis y otra de 12 pisos, y una plaza interior que conecta ambos volúmenes, entregando un espacio al aire libre para las casi 900 personas que día a día desempeñen sus labores en el lugar.

En la primera torre, a la cual se ingresa por la calle Mario Alvo, se encuentran las oficinas de la CAPJ. De acuerdo a Westendarp, la distribución de las distintas dependencias para los 500 funcionarios que trabajan ahí, se desarrolló desde lo más público, en el primer piso, a lo más privado, en la parte superior. En los primeros niveles se ubican las oficinas de Recursos Humanos, Reclutamiento, Selección de Personal, Capacitación y Adquisiciones, entre otras, mientras que en el quinto piso se sitúan la Dirección de la Corporación y la Contraloría interna. Por último, en el sexto hay un comedor, un gimnasio, salas de capacitación y un auditorio.

En la segunda torre, con entrada por General Mackenna, se distribuyen las dependencias de los cuatro Tribunales  de Familia de Santiago. Aquí también se ubican las distintas unidades desde lo  más público a lo privado, como se hizo en el otro edificio. En el primer piso hay un gran hall de acceso a público y una amplia sala de espera con módulos de orientación e información para los usuarios. En el segundo está el Centro de Medidas Cautelares y 12 salas de audiencias. Entre los pisos tres y seis se concentran las 40 salas de audiencia de los cuatro Tribunales que conforman esta unidad. En los niveles superiores, del 7 al 11, se encuentran las oficinas de los 65 jueces y del Centro de Medidas Cautelares, mientras que en el piso 12 hay un casino, un gimnasio, salas de capacitación o eventos y un auditorio. Por último, en el nivel -1 hay celdas y salas especiales para Gendarmería. Ahí llegan personas privadas de libertad que deben acudir a alguna audiencia.

Para Rodrigo de la Barra, el gran desafío en esta torre fue generar accesos y circulaciones diferenciados para los distintos tipos de usuarios que visitan a diario los Tribunales de Familia, las oficinas de los jueces o los distintos centros que conforman la unidad. «Todos nuestros Tribunales, y más aún los de familia, cuentan con circulaciones segregadas. Esto quiere decir que tenemos un espacio para que el público se mueva por el edificio, otro para los funcionarios y los jueces, y uno aparte para los imputados», explica.

La propuesta arquitectónica para la habilitación de las oficinas de los dos estamentos que conviven en esta obra, buscaba uniformidad entre ambas torres. Para ello se usó una paleta de colores sobria, establecida de acuerdo a las necesidades de los jueces y al tipo de usuario. «Si bien el Poder Judicial es una institución bastante tradicional, eso no quita que podamos innovar en algunas cosas. Usamos la arquitectura y el diseño interno para transmitirle a la ciudadanía seguridad, confianza, imparcialidad y transparencia, así como también modernidad y renovación», comenta Rodrigo de la Barra.

«Cambiarle la cara al Poder Judicial y hacerla más moderna, transparente y ágil –agrega Westendarp- fue parte del desarrollo al que llegamos gracias al trabajo  en conjunto con el Departamento de Infraestructura. Esto implicó imprimir una mirada a los espacios muy acorde con los tiempos y con la manera con la que hoy se trabaja, que es muy distinta a la de hace 20 años».

Edición N°168, Junio 2017
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