Obra del francés Paul Lathoud, este Monumento Nacional data del siglo XIX y es uno de los museos más antiguos de América. De estilo neoclásico, destaca por su imponente fachada y su galería central, donde hay un esqueleto de ballena, una de las piezas más destacadas de su colección.
Por Cristóbal Jara. Fotos Archivo Brügmann y Vivi Peláez.
Es uno de los tres museos de rango nacional de Chile, junto al Museo Histórico y el Museo de Bellas Artes, y uno de los más visitados del país por su vínculo con la comunidad escolar y sus valiosas colecciones. El Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) reúne, en sus once salas y en la biblioteca, información e importantes piezas patrimoniales de zoología, botánica, paleontología, antropología y etnografía, que lo transforman en un recorrido infaltable para las familias que visitan la Quinta Normal.
Su historia se remonta a la primera parte del siglo XIX. El MNHN fue fundado en 1830 por el naturalista francés Claudio Gay, quien asumió la misión de recopilar un completo registro de la diversidad geográfica y biológica de Chile. Primero se instaló en calle Catedral en una sala de la entonces Biblioteca Nacional, donde hoy funcionan los Tribunales de Justicia.
En 1876 el Museo de trasladó a su actual ubicación, en lo que fue el Palacio de la Exposición, construido en dos años y diseñado por el arquitecto Paul Lathoud, con motivo de una feria internacional que pretendía mostrar a Chile como un país moderno y presentar las últimas novedades de la industria, el arte y la tecnología. Tras la exposición, el inmueble fue entregado por decreto supremo al Museo de Historia Natural y al Instituto Agrícola.
“Para construirlo se contrató a un arquitecto francés, quien traía las últimas novedades de la arquitectura gala. Hoy el museo está muy transformado, pero resguarda en su interior quizás el aspecto original más llamativo que creó Lathoud. Se trata de la Galería Central, una estructura que representó toda una novedad para los chilenos en su época. Está inspirada en los recintos de feria del siglo XIX, donde el espacio vacío es rodeado por una galería de doble altura con arquerías y un laborioso trabajo en madera con troquelados”, afirma Mario Rojas, restaurador y socio de Brügmann, empresa de restauración e investigación histórica del patrimonio.
TRAS LA HUELLA DE PAUL LATHOUD
Los socios de Brügmann han realizado una exhaustiva investigación de más de diez años para recopilar el legado del francés Paul Lathoud. Además de Museo Nacional de Historia Natural, el arquitecto galo diseñó el Palacio Cousiño y el Cementerio Católico, obras que transformaron Santiago durante el siglo XIX.
“A pesar de su relevancia, son muy pocos los antecedentes concretos que se tienen de su presencia en Chile. Él abre los ojos de los chilenos a una arquitectura fantástica, a la exuberancia, magnificencia y a un refinamiento interior”, comenta Mario Rojas.
La recopilación incluyó un viaje a Francia donde encontraron piezas inéditas, como las imágenes históricas que se reproducen en este artículo, proporcionadas por los descendiente de Lathoud. “Lo que encontramos fue increíble: un proyecto del Mercado Central, un proyecto para el Teatro de Valparaíso, los planos originales del Palacio Cousiño, y también algunos bocetos del Palacio de la Exposición”, dice Imas.
La investigación está en su etapa final, por lo que sus autores buscan financiamiento para publicar un libro que reúna la obra completa de Paul Lathoud en Chile y Francia. “Sentimos que es una oportunidad única para rescatar y conocer parte importante de la historia arquitectónica y constructiva de ese Chile en plena transformación durante el siglo XIX”, asegura Rojas.
UN MUSEO VIGENTE
El museo fue edificado en albañilería de ladrillo sin refuerzos, tiene dos niveles y una superficie de 15.749 m2 construidos. La estructura se compone por una planta rectangular que es atravesada de norte a sur por un eje central. En el primer piso está la galería, donde desde 1895 se encuentra el esqueleto de la ballena “Greta”, cetáceo de la especie balaenoptera borealis cuyos restos óseos tienen una extensión de 16 metros.
Este animal varó en Valparaíso en 1889. Desde ahí sus restos fueron llevados en tren hasta la Estación Central y luego en carreta, por partes, hasta el Museo. A este lugar se suman las salas que componen la muestra permanente “Chile Biogeográfico”. También se exponen muestras temporales como “Dinosaurios: más allá de la extinción”, aún disponible para el público.
El edificio es de estilo neoclásico y originalmente estaba enmarcado por un pórtico de doble altura. Tenía también enormes ventanas de arco de medio punto y una serie de esculturas hechas por el chileno Nicanor Plaza. “Desafortunadamente, el terremoto de 1927 obligó a la remodelación de la fachada principal. Los trabajos estuvieron a cargo del arquitecto Josué Smith Solar, quien conservó las proporciones, pero transformó el pórtico central, dejándolo tal como lo vemos hoy”, comenta Rojas.
Además, en 1933 y 1964 se construyeron los segundos pisos de las alas norte y sur y más adelante, en 1977, se edificaron los entrepisos. La intervención más reciente se produjo luego del terremoto de 2010, que obligó al cierre del museo durante casi dos años.
En 1991 el MNHN recibió la declaración de Monumento Nacional en virtud de su valor patrimonial. “Se trata de uno de los museos de historia natural más antiguos de América. La labor de su fundador, Claudio Gay, fue fundamental para el estudio y difusión de nuestra geografía, botánica, zoología, mineralogía y arqueología”, destaca Fernando Imas, socio de Mario Rojas en Brügmann.
El edificio es de estilo neoclásico y originalmente estaba enmarcado por un pórtico de doble altura, pero su fachada fue remodelada en 1929 para darle la impronta actual.
Edición N°175, Enero 2018